Los muchachos que votaron por Hugo Chávez, hoy son los mismos arrepentidos venezolanos, padres, madres y hermanos separados en muchos países, que prefieren venir a Colombia, ecuador o Perú, y muchos otros lugares, a pasar necesidades, para poder mandarle cualquier cosa a sus familias, habiendo salido de su país, porque allá solo hay hambre, pobreza, desolación, narcotráfico e indiferencia; porque allá no hay futuro.
Habiendo tenido un país pleno de riquezas, tan boyante que, de hace 30 años hacia atrás, a donde quiera que llegaba un venezolano, llegaba la alegría, la fiesta y la abundancia. Eran felices, y no lo sabían; eran ricos, y no lo sabían, lo tenían todo, y no lo sabían; tenían grandes empresas, producían en Venezuela todas aquellas cosas que los demás países latinoamericanos apenas soñábamos con tener. Fue por esa época cuando les llegó un falso mesías, que les vendía la idea de que estaban pobres, desarrapados, que no tenían nada, que todo el mundo estaba mejor que ellos, que estaban comiendo mierda, mientras los políticos se estaban robando todas las riquezas que a ellos les correspondían. Así, les envenenó el alma, les llenó el alma de odio y de envidias; se dejaron meter cucarachas en la cabeza, en lugar de pensar en trabajar para mejorar lo que tenían.
Venezuela no era el paraíso. No hay país perfecto, pero sin
duda, era el país que mejor estaba en Latinoamérica; para allá iba gente de
habla hispana de todos nuestros países, iban a trabajar y a mandar plata para
sus familias, vivían unos años allá, conseguían para comprar casa acá, y hasta
les alcanzaba para disfrutar de la vida en un país ajeno. Lo anterior, permite
darse una pequeña idea de lo que tenían en Venezuela, de lo que había allí y
que perdieron. Hoy, quienes no conocieron esa Venezuela, o a esos venezolanos,
ni siquiera la pueden imaginar, viendo la miseria que vemos ahora.
Si no se han dado cuenta, ese mismo discurso barato de Chávez, nos lo lleva metiendo desde hace varios años, otro dizque mesías aquí en Colombia. No contento con los avances que ha tenido en las urnas, convoca a las calles a nuestros jóvenes, para que unan su rebeldía juvenil, con las malas mañas de hampones profesionales que como él mismo, demonio, parece que vinieron a la tierra, solo para mentir, robar, matar y destruir. Llevan a nuestros menores a arriesgar sus vidas y las de sus familias, haciéndoles creer la idea de que son mártires por un mundo mejor. ¿Cuál mundo mejor? Uno como el que Chávez le vendió a quienes lo llevaron al poder en Venezuela, y que nunca llegó? Queramos o no, quien consigue un mundo mejor, siempre lo hace a punta de trabajo y sacrificio, porque ni siquiera la plata de las loterías luce.
Este falso mesías colombiano, que tiene un ego del tamaño del Everest, cuando como cualquier personaje público, saca un video en sus redes sociales, no lo anuncia como un mensaje, ó cosa parecida; para él es una, “alocución presidencial,” y lleva años enseñando así a nuestra juventud, en contubernio con mucha gente influyente pero equivocada, tratando de borrar de nuestros jóvenes, y aún de nuestra niñez, la esperanza de un futuro mejor, y llenándoles sus inexpertas almas de odio contra todo el que no se muestre de acuerdo con ellos. Este odio lo ves en las redes, cuando, si tratas de mostrar un punto de vista diferente a esos jóvenes, te matonean, porque el odio que les han inoculado sus mesías, no soporta que alguien pueda tener una historia de vida, que le haya llevado a pensar que sí es posible salir adelante, y colaborar para que otros lo hagan, y para que el país entero mejore, sin importar que haya gente maligna en todas partes; finalmente, malos siempre ha habido, y en todas partes, y sin embargo, los buenos somos mas.
No pierdo la esperanza de que en Colombia sí podamos aprender del error ajeno, y que quienes aquí están siendo engañados y manipulados, caigan en cuenta de que esta historia del falso mesías, no solo la compraron en Venezuela y Nicaragua, que son nuestros espejos mas cercanos, sino que los primeros que lo hicieron fueron los cubanos. En Cuba, los primeros en caer en el engaño, llevan décadas de miseria, en Nicaragua ya llevan varios años, en ambos se mantienen en el poder mediante represión, encarcelamientos y asesinatos. No hay ley para ellos, ni siquiera puedes hablar en su contra. Argentina, Mexico, Ecuador y otros, llevan cerrando el trato desde hace algunos años, pero para redondearlo necesitan a Colombia, para así poder tener la ruta completa. Si, Colombia les ha sido por piedra en el zapato, por montaña atravesada entre ellos y sus megalómanos sueños de poder, porque aquí, aunque no seamos todos, la mayoría sí creemos en el trabajo como forma de vida digna, y que las riquezas mal ganadas pronto se esfuman; en tanto que las obtenidas poco a poco, se multiplican.
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